jueves, 26 de diciembre de 2013

Un mundo roto y un alma perdida

¿Vivir un sueño? Yo lo hacía. Vivía en mis sueños, un mundo creado por y para mí. Existía la perfección y la infinidad. Todo pintado de color de rosa y demás colores. Donde no existían las normas y todo era posible.

Pero todo principio tiene un final y a mi mundo le llegó demasiado pronto. El cielo se volvió oscuro y las nubes se desvanecieron. Los árboles perdieron sus flores y todo se marchitó. Las montañas se convirtieron en monstruos  de fuego arrasándolo todo a su paso. No sirve de nada correr, nada ni nadie puede escapar de este desastre. El sueño se agrietó y los icebergs se fundieron hasta inundar lo que era antes mi mundo perfecto. Corrí buscando un refugio, para salvar mi vida. Necesitaba subir la colina, allí es donde estaba la puerta para escapar. Conseguí llegar pero de repente lo vi, todavía no había salido. Pero ya casi estaba llegando, lo conseguiríamos.

No podía ser, estaba atrapado en mitad de la colina. Parecía herido y le costaba andar. Bajé a ayudarlo, pero vi como una gran ola se dirigía hacia nosotros. La puerta empezaba a cerrarse y no quedaba tiempo. Intenté levantarlo, pero él no quería. Me dijo que me fuera, que él estaría bien. Le hice caso aun sabiendo que no era cierto. Salí y cerré la puerta con fuerza. Desde entonces ya no he vuelto a verlo.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Soñando metáforas de la realidad

Todo se vuelve extraño en mi mundo perfecto. No puedo distinguir la realidad de los sueños. Consigo dormirme, pero no me espera una buena noche. De repente, me encuentro en un sitio que me resulta muy familiar pero no sé por qué no puedo reconocerlo. Empieza a pasar gente por mi lado, pero ignorándome por completo. Decido acercarme a una chica, pero ni me visualiza, es como si no me pudiera ver. Me giro y veo que estoy a punto de chocarme con un chico, pero no ha llegado a pasar. Parece increíble, pero me ha atravesado como si no fuera nada, solo un espejismo. Intento hablar con algunas personas, nada. Todos me ignoran completamente. Decido entrar a un edificio, subo las escaleras y entro en un aula. Me parece que es la mía, no consigo acordarme. Están dando clase, entro y nada. Pregunto a todos que por qué no me hablan, pero sigo sin obtener respuesta. Y entre gritos y sollozos caigo de rodillas y mi imagen se convierte en simple polvo.

Ahora estoy en otro lugar, algo oscuro. Intento entrar dentro pero hay algo que me detiene, como si hubiera un cristal delante de mí que me tiene atrapada. No estoy sola. Ahora entra un chico y una chica. A la chica sí logro reconocerla porque soy yo misma y el chico parece alguien que conozco. Empiezan a discutir. La chica no se da cuenta de todo el daño que le causa al chico. Golpeo el cristal pidiendo que pare, pero cuanto más grito yo más le grita ella.

Por fin han parado, pero no entiendo por qué se fijan en mí ahora. Se supone que nadie me podía ver. Esa especie de cristal desaparece y siento el miedo por mis venas. La chica se desvanece y el chico se acerca a mí, me coge del brazo y me lleva a una habitación bastante oscura y pequeña. Parece bastante dolido y no articula palabra. Decido entrar y se cierra la puerta de golpe. Algo me empuja y me hace caer al suelo. Me siento en un rincón y miro a mi alrededor, no hay nada. 

Al instante noto un arañazo en mi pierna. ¿Qué está pasando? No lo entiendo. Otro arañazo, pero esta vez en mi mejilla. Cada vez son más intensos y las heridas más profundas. No consigo levantarme para abrir la puerta y entonces grito su nombre. Ya sé quien era el chico. Cada vez que le pido ayuda me apuñalan en el corazón. Aun así intento gritar lo máximo para que me oiga. Abren la puerta, es él. Entra pero no se acerca a mí. Le pido que me ayude a salir de allí, pero me hace una pregunta. No puedo responderle, se va y cierra la puerta. Ahí acaba el sueño.

domingo, 13 de octubre de 2013

Un sentimiento inolvidable

Y en ese momento se rompen todos los esquemas. El tiempo se para por un instante y tú te sientes incapaz de reaccionar ante ese sentimiento que recorre todo tu cuerpo cuando escuchas la palabra "te quiero" salir de sus labios con un tono de ternura que te provoca mariposas en el estómago.


Saber que hace tiempo sentiste por primera vez esa emoción tan fuerte que te paralizaba el cuerpo y te dejaba completamente inmóvil y que ahora se esté repitiendo por otra persona distinta. Es muy difícil de creer porque ya pensabas que tus mejores sentimientos habían muerto cuando aquella persona se fue de tu vida para siempre.


Ahora estás volviendo a vivir todas esas sensaciones que te hacían parecer la chica más feliz del mundo. Esas conversaciones con las que soñabas por las noches, te despertabas sonriente por las mañanas y siempre parecía que tenías un buen día aunque las cosas se complicaran extremadamente.

Pensar que esta vez es diferente porque sientes con mucha fuerza todo el cariño que esa persona te ofrece y es algo imposible de describir y puedes sentirlo dentro de ti cada vez que te habla, cuando te recuerda todos los días a cada momento lo mucho que le importas y tú sonríes y te emocionas como si fuera la primera vez que lo escuchaste.